La educación preuniversitaria o bachillerato se ha convertido en la base académica que prepara a jóvenes para el acceso a la universidad. Como tal, debe estar fundada en las nuevas exigencias y retos que se le plantea a la comunidad estudiantil cuando ingresa a una determinada facultad. En este sentido, los planes de estudios basados en la innovación tecnológica y pedagógica que se dictan, por ejemplo, en el Bachillerato Internacional de Madrid son los más acertados y los más buscados por los jóvenes que ya están pensado en su futuro académico.
El mundo laboral ha cambiado y la preparación en instituciones educativas debe acompañar esta transformación. Los y las estudiantes necesitan recibir una instrucción que contemple la demanda de profesionales capaces de plantarse con seguridad frente a un panorama laboral mucho más exigente y especializado.
Vamos a repasar algunos recursos pedagógicos y tecnológicos que se están usando en los centros de enseñanza que preparan a futuros estudiantes universitarios. La clave está en la personalización de la enseñanza y en el uso de tecnologías educativas innovadoras.
Aula invertida o Flipped Classroom
Esta metodología se usa cada vez más en las aulas de bachillerato, tiene como objetivo optimizar el tiempo disponible para el trabajo en el aula. Se llama aula invertida porque la dinámica de una clase tradicional se invierte: los y las alumnas preparan los contenidos de la clase en sus casas y luego los retoman en el aula.
Asimismo, es un método que permite a los estudiantes ganar autonomía en el aprendizaje y adquirir responsabilidad en el estudio, es decir, los conceptos se estudian en casa y la clase se utiliza para que la docente subsane dudas y explique conceptos más complejos.
Aprendizaje basado en proyectos
Esta técnica de estudio requiere que los alumnos aprendan a través de la elaboración de proyectos, dando respuesta a diversas situaciones de la vida real. En la planificación e implementación del proyecto, los estudiantes parten de un problema concreto y ponen en juego su conocimiento para darle una solución.
Es un método muy positivo, porque permite que los jóvenes desarrollen competencias muy valiosas como: el pensamiento crítico, la comunicación entre pares y el trabajo en equipo. Son tres características que se convertirán en un activo muy importante si pensamos en una futura educación universitaria.
Gamificación
Esta estrategia tiene una excelente aceptación entre los estudiantes por el gran componente lúdico que presenta. Aquí se integran dinámicas que pertenecen al mundo de los juegos y los videojuegos a las prácticas académicas.
A través de la gamificación los y las alumnas despiertan un mayor interés por los contenidos presentes en el currículo. Por otro lado, la adquisición de conceptos es mucho más eficaz ya que los estudiantes cuentan con la motivación extra que les propone el juego.
Creemos que la educación ha cambiado y lo seguirá haciendo conforme el mundo requiera nuevas habilidades, conocimientos y experiencias. Con esto no estamos diciendo que los métodos de instrucción tradicionales; como clases magistrales o tutorías no deberían usarse, sino que es necesario combinarlos con nuevas propuestas educativas. Es y continuará siendo tarea de los centros de enseñanza innovar su propuesta educativa y su metodología de enseñanza.